Friday, October 24, 2014

Duele volver a cometer el mismo error

Todas cometemos errores, eso es parte de ser humanas.
Pero duele mucho cuando el error que cometemos es el mismo que el de antes. Cometer el mismo error duele hasta destrozarnos el alma.
Quisiéramos que la tierra nos tragara e hiciera desaparecer, pero tenemos que ser fuertes, afrontarlo, levantar cabeza y mirar hacia adelante. El pasado no se puede cambiar, el futuro sí.
¿Cuántas veces has cometido errores y cuántas veces has prometido no volver a cometerlos?
Todas conocemos el desagradable sentimiento de darnos cuenta que hemos fallado en algo que pensábamos que ya teníamos controlado, nos sentimos como casos perdidos, deseando tener el poder de regresar en el tiempo para hacer las cosas diferentes. Son muchas las cosas que podríamos cambiar y no cambiamos, darnos cuenta de ello nos entristece y hace sentir que somos “casos perdidos”.
El mismo error de antes
― ¡Trágame tierra, volví a caer!
Muchas nos falta el valor y la fuerza para mirarnos a nosotras mismas y desearíamos poder escondernos o perdernos. Saber que has vuelto a fallar es algo que duele, especialmente si es que nos hemos fallado a nosotras mismas. Pensamos que igual si hubiésemos sabido el dolor y la frustración que provocan nuestros errores no hubiéramos vuelto a fallar de la forma que hicimos, pero lo hicimos.
No hay nadie que nos pueda salvar de lo insalvable, excepto nosotras mismas, porque nadie nos obliga a cometer actos o acciones que sólo nos dejan un mal sabor.
Muchas son las veces que nos dejamos llevar por la emoción del momento, o en las que tomamos una decisión al impulso de sentimientos, sin razonar, sin pensar en las consecuencias que nos afectan a nosotras mismas y de paso, muchas veces también involucramos sin querer a terceras personas, haciéndolas sentir tanto o más mal que a nosotras mismas. Y muchas veces llegamos a casos extremos, seguimos viviendo en el error que podría durar de por vida, pensando que tratar de rectificar y prometer no hacerlo de nuevo sólo han sido promesas fallidas y condenándonos a nosotras mismas a vivir equivocadamente dudando de nuestra capacidad, buen juicio y sobretodo, dudando de nuestra fuerza de voluntad.

― En el pasado hemos errado, pero en el futuro no.
Lo ideal para una vida tranquila, sería no cometer errores, pero sabemos que como humanos tropezamos una y otra vez y muchas veces esos tropiezos son resultado de descuidos, de no cuidar el corazón y nuestros principios. Sin embargo y a pesar de caídas y tropiezos, siempre tenemos la oportunidad de rectificar, no importa con qué fuerza caigamos y nos fallemos a nosotras mismas, lo importante es que retomemos fuerzas, que nos levantemos con más impulso y sacudamos el polvo de nuestro corazón. Debemos evitar reprocharnos los errores cometidos y mirar hacia adelante con nuevas esperanzas, con el propósito firme de salir del fango en el que nos hundimos.
Nunca se es un caso perdido, tú nunca lo serás. Siempre habrá esperanza mientras estés dispuesta a tomar ventaja de las oportunidades para rectificar. Abrázate a ti misma, hazte sentir el amor que eres capaz de dar a los demás, demuéstrate a ti misma que eres capaz de no provocar dolor por una mala decisión, demuéstrate a ti misma que si eres capaz de salir del estatus que tú misma has creado, no eres caso perdido. Habrá esperanza para ti mientras en tu corazón tengas el deseo de salir adelante y gritarle al mundo entero: “me equivoque una, dos y muchas veces, pero me he levantado y no volveré a cometer el mismo error de nuevo”.

Wednesday, October 22, 2014

La felicidad son petalos




La felicidad son pétalos de años que Dios
pone en nuestras manos para convertirla en una rosa. La buscamos a nuestra medida, le fabricamos un entorno irreal que no tiene.


La soñamos más que la vivimos y muchas veces, llevándola dentro, la sacamos y la desfiguramos en un ambiente de superficialidad.

Es intimidad en el amigo, luz en el hogar;
es detalle, beso, sonrisa, flores, cielo, mar.
Es verdad que la felicidad no es siempre estable, fija, duradera.


Más bien parece un parpadeo, una luz que dura minutos, como huecos de trecho en trecho en una red muy tupida.


Los sufrimientos, en cambio, parecen un beso que se estanca, se posiciona, se adueña, se queda.

Si no se agota en ti la resistencia de la voluntad, ni la fuerza de las emociones, ni el hambre de aventura, ni la frescura de los hondos manantiales de la vida, has conocido la felicidad.


Si los golpes no te rompen la fe, si la indiferencia no te cierra las manos, si el egoísmo y la avaricia no te secan los sentimientos y llegas al fin con capacidad de emoción, de llanto, de perdón, de ternura, de plegaria, de luz, has conocido la felicidad...




Desconozco el autor

Tuesday, October 21, 2014

Tu rostro habla por ti

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. 

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subirlas se encontró con una puerta semiabierta, lentamente se adentró al cuarto. Para su sorpresa se dió cuenta que dentro de ese cuarto había mil perritos más, observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: 
¡Qué lugar tan agradable. Voy a venir más seguido a visitarlo!

Tiempo después otro perrito callejero entró al mismo sitio y entró al mismo cuarto. Pero este perrito al ver a los otros mil perritos del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir, obviamente vió como los mil perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó:

¡Qué lugar tan horrible es este. Nunca más volveré a entrar aquí!

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La casa de los mil espejos." 

Todos los rostros del mundo son espejos... Decide cuál rostro llevarás por dentro y ése será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es el que proyectas ante los demás. 

"Las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, solo se sienten en el corazón."

-Autor desconocido

Sunday, October 19, 2014

Vale la pena


Hay momentos que sentimos que todo esta mal, que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo, que no se alcanza a ver
ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.
En esos momentos debemos de tomar todo nuestro amor, nuestro coraje, nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.
Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena levantarnos de nuevo, y solo puedo contestar una cosa: "Hagamos que nuestra vida valga la pena".

Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.
Vale la pena estar en la oscuridad y caer hasta lo mas profundo, porque ya no puedo ir más hacia abajo, de ahí en adelante todo va a ser hacia arriba hasta que vea la luz.
Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras. Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos, porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.
Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos, a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.
Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.
Vale la pena volver a levantar la cabeza, porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.
Vale la pena volver a sonreir, porque eso demuestra que he aprendido algo más.
Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado, porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.
Vale la pena voltear hacia atrás, porque así se que he dejado huella en los demás.
Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa es una oportunidad de volver a empezar.
Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea.
Lo demás, depende de cada uno de nosotros.
Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.
Hagamos que nuestra vida valga la pena.

SÉ FELIZ

¿Verdad que vale la pena?