La muerte de un ser querido puede se una de las cosas que más nos marque en nuestra vida. También la de una mascota. Recuerdo cuando de niño tenía a mi perro “scrappy”. Era un perro callejero que conocí cuando iba a la primaria.
Me dio lástima, el me seguía. Le di comida y diario a la salida de la escuela, regreso a casa, me esperaba feliz por la comida que pudiera darle.
Era cosa de todos los días jugar con el un poco. Pero al conserje del edifico no le gustaba que yo y mis amigos jugáramos con el, porque podría contagiarnos de rabia. Varias veces salía amenazando con una escopeta cada vez que nos veía con el.
No creí que cumpliera sus amenazas. Pero cierto día, muy de mañana…
Escuché un disparo de escopeta y un ladrido de perro. Jamás volví a ver a scrappy. Nunca supimos que había pasado, pero resultaba obvio que había sido.
Enfrentar la muerte de nuestras mascotas, nos prepara para la muerte de nuestros padres, familiares y amigos.
Puede no gustarnos, pero negarla, es como no aceptar la existencia del día y de la noche, del nacimiento, crecimiento y muerte, como parte del proceso natural de la vida…
Puede que sientas dolor por la perdida de un ser querido y más si fue por circunstancias injustas, como un asalto, etc.
Cuando se me acercó una señora en una de mis conferencias, acerca de su hijo que fue secuestrado y asesinado, que era un excelente hijo y que era injusto, le respondí:
Que la justicia no existe. Solo como un concepto intelectual. Pero que en la realidad muchas veces no existe. Que por otra parte, le había ahorrado ella un sufrimiento a su hijo…
¿Queeee? Si. Si ella hubiera muerto primero, su hijo es el que estaría sufriendo por ella.
También le dije ¿A usted cree que le gustaría a su hijo, verla inmovilizada y triste por su muerte? ¡Claro que no!
Le decía: “A él, le gustaría que usted lo guarde en su corazón y sus recuerdos como algo hermoso. Y le encantaría verla viviendo con plenitud su vida, por lo que él ya no puede hacer”.
Hay una enorme vanidad por llorar por seres que tarde o temprano vamos a alcanzar. Todos vamos a la tumba. Solo unos antes que otros. Nadie sabe que hay en ella. Muchos dicen que hay otra vida. Unos, un infierno de fuego. Otros, un paraíso.
Algunas religiones prometen que todos los muertos serán revividos un día, para ser juzgados por el Ser Supremo.
En tal caso ¿para que llorar si los vamos a encontrar otra vez? No tiene sentido ¿verdad?
Como llorar por un amigo que va de viaje y regresa en dos semanas no tiene sentido, tampoco lo tiene por alguien que solo emprendió un viaje más largo y que veremos otra vez.
¿Y si no fuera cierto Edgar? La energía no se crea ni se destruye… solo se transforma. Si nada de lo que dicen las religiones y el esoterismo acerca de la muerte es cierto, significa que en la muerte no hay nada, y que la energía de los seres que ya no están con nosotros, simplemente se ha transformado. Su energía aún sigue con nosotros. Energéticamente aún están vivos.
Así como el agua se evapora y se hace nube, esta se convierte en lluvia y cae en los mares, el agua no se destruye, solo se transforma.
Entonces, no hay que llorar ni paralizarse con la partida de alguien. Quédate con las rosas y días de Sol de los momentos vividos, atesóralo como lo mejor que te dio esa persona. Date un período de duelo para llorar tu perdida… y después, salta a la vida, con toda tu energía, con todo tu amor.
El ocio, es la madre de todas las depresiones. Ayuda a otros es una forma de recuperarse rápido de estas pérdidas.
Así que comprende que no tiene sentido paralizarse por la partida de alguien. Pasa un periodo asimilando tu perdida. Si es necesario, imagina que estás platicando con esa persona y le dices cuanto la amaste. Imagínate que estás dialogando con ella. Deja que la imagen cobre vida y te responda. Las personas que les he sugerido este ejercicio, me dicen que su experiencia ha sido increíble, que casi podían asegurar que esa persona estaba viva, y se sienten mejor, porque pueden desahogarse.
Después, comparte tu dolor con alguien de tu entera confianza. Y regresa a vivir con toda tu intensidad ¡con todo tu amor!