Friday, April 17, 2015

Oración por fuerzas ante los recuerdos de quien ha fallecido.

Señor:
Hoy nos vuelven recuerdos de quien echamos de menos por haber fallecido, hoy vuelven las lágrimas a caer como perlas al vacío. 

Pero nuestro amor es tan grande hacia ti que no cuestionamos nada: está contigo. Tú le cuidas como le cuidaríamos aquí en la tierra. Y sé que no deseas que sigamos llorando su ausencia.
Entra en nuestros corazones y danos la paz que sólo tu amor nos proporciona.



Mientras en nuestros corazones siga viviendo, sólo su cuerpo se habrá marchado. Porque su esencia la guardamos aquí, en un rinconcito de nuestro ser, y eso nunca morirá. Gracias Señor por darnos paz en tiempos difíciles.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 
Salmos 46:1 (la Biblia)

Tuesday, April 14, 2015

Adiós para siempre





Me dejaste, me despreciaste, me traicionaste, me dejaste por otra... ¿y pretendes que yo siga buscándote y contestándote? Soy mujer, no tonta. A ti te dejo atrás, bien atrás.. ¡Adiós para siempre!

Monday, April 13, 2015

Luto en el corazón


No hay nada más difícil que despertar cada mañana recordando que quien tanto has amado ha muerto, que se ha ido para siempre. No sabes cómo enfrentar la soledad, no sabes qué pasará con tu vida, pues nunca te esperas que de la noche a la mañana puedas perder a quien tanto amas.

Luto por tu muerte, luto por tu marcha, luto por tu fallecimiento

“Éramos muy felices, nuestras charlas eran de grandes y pequeñas cosas, todo parecía tener importancia para ti, y así me lo transmitías. Tenías bondad para todo aquel que te necesitaba, hoy es muy triste saber que ya no estás. No sé cómo podré superar tu muerte, ni si podré lograrlo… Dicen que poco a poco se superan las etapas del luto, pero yo ahora sólo quiero llorar cuando te recuerdo.”

La experiencia que se vive tras la partida de alguien cercano y amado es algo muy complicado, y mucho más si no lo tenías previsto.

¿Pero quién es dueño de la vida? Sólo Dios.
Solamente Dios sabe el porqué de las cosas.

Lo primero que te pasa por la cabeza es no aceptar el hecho de que ha fallecido. Crees que es un sueño, que mañana despertarás con la buena noticia de que está ahí, al otro lado de la línea de teléfono, dispuesto a hablar contigo para que no te preocupes más…

Es especialmente desolador cuando alguien muere y no has tenido tiempo de abrazarle, tiempo de despedirte y de decirle cuánto le amabas. Pero gracias a Dios, sientes el consuelo de que aunque no se lo pudiste decir del modo que lo harías ahora, ya se sabía amado por ti. Sabes, que aunque pudiese pasar mucho tiempo sin saber el uno del otro, había un fuerte lazo de amor que te llevaba a presentirlo aún sin verlo.

Hay luto en mi corazón. Me cuesta aceptar tu muerte, quiero creer que es un sueño, que mañana despertaré y tú estarás aquí. ¿Por qué te fuiste tan pronto? No me diste tiempo a decirte todo cuanto te amé.

Después de aceptar que ya no está, que ha muerto, vienen las lágrimas ¡y muchas! El corazón se te cae a pedazos, no sabes cómo comenzar el día, cada vez es más fuerte el dolor y menor la comprensión de las personas que te rodean porque nadie puede entender que no importa lo vivido entre los dos, no hay consuelo posible.

Perder a un ser amado es muy duro, es casi cotidiano leer y escuchar sobre la muerte de otras personas, pero jamás piensa que un día llegue a ser algo tan cercano y personal. No hay un dolor más grande que el de perder a un ser amado, nada más duro que encontrarte llorando cada amanecer sin saber cómo detener las lágrimas. Tu pecho se oprime y los días se hacen cada vez más lentos y grises.

Pero los que somos cristianos sabemos que la muerte no es el último paso que daremos. Quien falleció está con nuestro Señor, y desde allí nos enviará toda su paz. Dios nos dará todo cuanto necesitemos, los que vivimos en el camino del Señor, sabemos y creemos en la vida eterna. Y esa es la esperanza que tenemos, que un día volveremos a verle y nuestro encuentro será mucho más lindo.

Hoy comprendo el dolor de la pérdida. Aún no logro aceptarlo, pero de a poco lograré caminar sabiendo que está sentado en la mesa del Señor, ¿qué gran privilegio, verdad?

Hoy sólo queda esperar que el tiempo haga lo suyo y traiga paz, porque mientras permanezca en nuestro corazón y mente, su marcha sólo habrá sido en cuerpo. Pues estará siempre en cada rosa del jardín, en cada copo de nieve que cae, en cada gota de lluvia que se pose sobre mí… siempre estará.

Cada vez que nombremos a esa persona seguro que estará mirando
y deseando que estemos bien, que no le lloremos,
pues estará en paz con Dios y mucho más con todos lo que amó…

Absorberemos el dolor pero también le daremos alas para que vuele en paz.

Dios nos cuide y de fuerzas ante la adversidad.

Hay luto en mi corazón. Duele aceptar tu muerte, es difícil decirte adiós, no sé si podré.

No comprendo tu muerte, no entiendo porqué Dios lo permitió, y me cuesta aceptar que te has ido para siempre... Pero confío en Dios, y sé que llegará el día en que te vuelva a ver. Hasta entonces te extrañaré, y nunca te olvidaré.




Luto tras la muerte y el fallecimiento, luto en el corazón