Saturday, October 11, 2014

El poder de la oración

Gabriela Louise Redden, una mujer pobremente vestida y con una expresión de derrota en el rostro, entró en una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda, y de una forma muy humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas.
Hablando suavemente, explicó que su marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos, y que necesitaban comida. John Longhouse, el abarrotero, se mofó de ella y le pidió que saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer le dijo: "Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda." John le dijo que no podía darle crédito, ya que no tenía cuenta con la tienda.
Junto al mostrador había un cliente que oyó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al abarrotero que él respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El abarrotero, no muy contento con lo que pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si tenía una lista. Louise respondió: "¡Sí señor!". "Está bien," le dijo el tendero, "ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en mercancía."
Louise pensó un momento con la cabeza baja, y después sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron de asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato de la balanza bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el cliente y le dijo: "¡No puedo creerlo!". 

El cliente sonrió mientras el abarrotero empezó a poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero vio lo que había puesto, completamente disgustado. Finalmente, quitó la lista del plato y la vio con mayor asombro.
No era una lista de mercancía. Era una oración que decía: "Señor mío, tú sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos".
El tendero le dio las cosas que se habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. Louise le dio las gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a John un billete de 50 dólares y le dijo: "Realmente valió cada centavo" Fue un tiempo después que John Longhouse descubrió que la balanza estaba rota.


En consecuencia, solo Dios sabe cuanto pesa una oración.

Friday, October 10, 2014

Cree en ti

Sigue tu destino adónde sea que te lleve

Hay un momento en la vida, en que comprendes que ha llegado el tiempo de   cambiar, y si no lo haces, nada jamás podrá cambiar. Comprendes que si al   fracasar, no tienes el coraje de comenzar de nuevo, la vida seguirá sin ti.  La dicha no nos acompaña siempre y nuestra vida a veces se torna diferente de lo que nos imaginamos.

No siempre nuestros días brindan lo que esperamos. Sin comprender por qué, a  veces toman rumbos tan imprevisibles que ni en tus sueños se hubieran  asomado. Pero igual, si no te animas a escoger un camino, o a realizar un  sueño, estás en gran peligro de vagar sin rumbo y perderte. Más bien que  preguntarte con mil ansias por qué tu vida se ha tornado como es ahora,  acepta el camino abierto que te espera.

Olvídate de lo que fue, no te confundas. Eso ya pasó. Sólo el presente  importa. El pasado es ya una ilusión, y el futuro todavía no existe. Pero vivimos hoy. Mide tus pasos uno a uno, sin perder la fe, guardando tu valor  y confianza. Con tu frente alta, no temas soñar, ni mirar las estrellas.
Un poco más de paciencia, tu vigor volverá y encontrarás tu vía. Una senda más bella y serena de lo que has soñado te llevará adonde quieras que te lleve, cumpliendo todos tus deseos. No pierdas confianza en tus fuerzas, y toma esa nueva vía. Verás que está llena de alegría, de aventuras y deleite como en tus sueños no imaginaste. Cree en ti.

Todos tenemos adentro una brújula que nos conduce adonde anhelamos. No olvides confiar en tu brújula, consúltala a menudo, porque el conocer su presencia te dará fortaleza para lo que la vida te depare. No permitas que te desvíen. Pídele la verdad a tu corazón, y te dará la respuesta y el discernimiento para tomar las decisiones que son para ti. Ama a todos, y no esperes agradecimientos. Haz  lo mejor que puedas. Vive cada día en su plenitud. Nadie puede leer el futuro.

Recuerda: para todas tus preguntas, allí en tu fuero interno, a la vera del camino, habrá respuestas más claras, soluciones aceptables. Hace falta paciencia, y confianza, para alcanzar la meta, solucionar problemas, y realizar sueños. Aunque por momentos parezca que ya no puedes seguir, conozco tu fortaleza, y sabrás sobrellevar todo lo que la vida te depare.

Cree en ti.

Una historia sencilla, un gran hombre

He aquí un hombre que nació en una aldea insignificante.
Creció en una villa oscura.
Trabajó hasta los 30 años en una carpintería.
Durante tres años fue predicador ambulante.
Nunca escribió un libro.
Nunca tuvo un puesto de importancia.
No formó una familia.
No fue a la universidad.
Nunca puso sus pies en lo que consideraríamos una gran ciudad.
Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su ciudad natal.
No hizo ninguna de las cosas que generalmente acompañan a los "grandes".
No tuvo más credenciales que su propia persona.
La opinión popular se puso en contra suya.
Sus amigos huyeron.  Uno de ellos lo traicionó.   Fue entregado a sus enemigos.
Tuvo que soportar la farsa de un proceso judicial.
Lo asesinaron clavándolo en una cruz, entre dos ladrones.
Mientras agonizaba, los encargados de su ejecución se disputaron la única cosa que fue de su
propiedad: una túnica.
Lo sepultaron en una tumba prestada por la compasión de un amigo.
Según las "normas sociales", su vida fue un fracaso total.
Han pasado casi veinte siglos y hoy Él es la pieza central en el "ajedrez" de la historia humana.
No es exagerado decir que todos los ejércitos que han marchado, todas las armadas que se han construido, todos los parlamentos que han sesionado y todos los reyes y autoridades que han
gobernado, puestos juntos, no han afectado tan poderosamente la existencia del ser humano sobre la Tierra como la vida sencilla de Jesús.

Tuesday, October 07, 2014

Como olvidarte ......si aun te sueño?


Hay amores del pasado que son como espinas clavadas en nuestro corazón. Allí donde vamos, nos parece volver a verlo. Los dejamos atrás, pero de vez en cuando los recordamos y añoramos, preguntándonos qué hubiese podido ser diferente…

Esta carta es para recordarnos que el pasado es parte de nuestra vida, pero que hemos de aprender a soltarlo. Todo lo vivido nos da valor como mujer, nos hace más fuertes y más preparadas para amar:

Ya sé que ha pasado mucho tiempo desde que nuestras miradas se cruzaran por última vez, anhelantes y profundas, deseosas por desentrañar sentimientos que ambos nos esforzábamos en ocultar; que nuestros caminos no han hecho nada por volver a encontrarse; y que nuestros labios han decidido no volver a compartir palabra alguna, pero, ¿cómo decirte… que mi mirada aún te busca entre la gente? Te busca y no te encuentra, ¿cómo explicarte que todos me recuerdan a ti, pero ninguno se te parece? Que mi corazón da un vuelco ante la posibilidad de volver a verte, quiera el destino regalarnos ese
capricho, para luego, desilusionado, desmoronarse con el más profundo de los suspiros.
¿Cómo decirte, que por más tiempo que pasase, y años sin verte o hablarte… sigo pensando, recordando y buscándote?
¿Cómo expresar mis esperanzas por volver a sentirte, tocarte, hallarme frente a ti nuevamente?, pero que la sola idea me aterroriza; ¿cómo poner en palabras algo tan profundo y que se siente tan dentro?; ¿cómo explicarte, que a pesar de todo este tiempo… aún te sueño?
Y aunque la vida me sonríe y soy feliz, a veces siento tu mirada clavada en mi espalda, el calor de tu cuerpo cercano al mío, mis dedos recorriendo tu pelo, tu olor, tu piel, tu cercanía, tu esencia, tu abrazo. Y a pesar del tiempo, aún sueño que buscas mi mano entre la multitud; que tus dedos, de tacto suave, se entrelazan entre los míos, cálidos y temerosos de mi reacción, ansiosos por un reencuentro, y no me hará falta mirarte para saber que eres tú.
Nuestras miradas se encuentran, y a pesar del gentío, del ruido, y del paso del tiempo, ya no hay lugar, ni para las dudas ni para el miedo. Sólo permanece el silencio. El silencio y nosotros dos, que 
guiados por el vertiginoso latido de nuestros corazones, hemos vuelto a convertirnos en protagonistas de nuestra propia historia. Y entonces, sujetas mis manos con fuerza, y sé que esta vez es para siempre.
Mi piel se ruboriza con tan sólo pensarte, con rememorar nuestros momentos compartidos, recuerdos que me roban una sonrisa, una lágrima, una añoranza, y hasta un enojo por aquellas cosas que no supimos arreglar, que no supiste demostrarme o que yo no supe pedirte, y sé en que en la mayoría de estos casos, te estoy idealizando, poniendo en un pedestal ficticio que seguramente te queda grande, pero aún así, me gusta sentirte, aunque sea en mis pensamientos, porque eso me hace recordar que aún estoy viva, que por haber amado intensamente, mi vida es ahora mucho más rica, que estas emociones me acompañarán el resto de mis días, y que de una forma u otra, tú has mejorado mi existencia.
Tal vez el destino ha sido más sabio, y nos ha colocado a cada uno en el lugar que nos corresponde, lejos el uno del otro, porque juntos no hubiéramos sido felices, porque la vida tenía aún mucho por enseñarnos. Tal vez haya que sufrir más de lo que estamos dispuestos para saber lo que es amar verdaderamente, pero si algo he aprendido es que amar y ser amado es la sensación más hermosa de nuestra existencia, incomparable a nada. Un sentimiento que hay que sentir en lo más hondo, al menos una vez en esta vida, y que la forma de amar más pura es amar en libertad, con una extraña combinación de máxima entrega y desapego, y saber dejar marchar cuando sea necesario, aunque ello nos destruya el alma.
Si hoy no estamos juntos, aunque nos extrañemos tal vez sea lo mejor. Quizás nos enamoramos pero no nos conveníamos. Quizás el destino no fue cruel, sino que sabio fue.
Amar, sufrir, entregar, liberar y dejar marchar… Contigo aprendí la forma de amar, la mejor lección jamás aprendida, y la más dolorosa también. Contigo aprendí a ser más fuerte, y más sabia, y a saber abrirme a otro amor que llegue a mí, aunque no sea el tuyo.
Me pregunto si allá donde estés, alguna vez te has sentido embriagado por una extraña sensación, que sin saber qué era, inexplicablemente te hizo sentirme más cerca… era yo, que desde lo más profundo de mi corazón, te enviaba el más cálido de los besos, como el que envío ahora.
El amor nos marca, deja huella en nuestras vidas. Puede pasar el tiempo y los recuerdos volver a aflorar… pero hemos de aprender a soltar lo que ya se fue.
Puede que suframos, puede que tengamos amores perdidos que recordamos una y otra vez, pero debemos aprender a dejar ir. El haber amado te hace una mujer más grande, mejor, más feliz y más completa. Más preparada para volver a amar.

Autor: Luna.