Tuesday, October 07, 2014

Como olvidarte ......si aun te sueño?


Hay amores del pasado que son como espinas clavadas en nuestro corazón. Allí donde vamos, nos parece volver a verlo. Los dejamos atrás, pero de vez en cuando los recordamos y añoramos, preguntándonos qué hubiese podido ser diferente…

Esta carta es para recordarnos que el pasado es parte de nuestra vida, pero que hemos de aprender a soltarlo. Todo lo vivido nos da valor como mujer, nos hace más fuertes y más preparadas para amar:

Ya sé que ha pasado mucho tiempo desde que nuestras miradas se cruzaran por última vez, anhelantes y profundas, deseosas por desentrañar sentimientos que ambos nos esforzábamos en ocultar; que nuestros caminos no han hecho nada por volver a encontrarse; y que nuestros labios han decidido no volver a compartir palabra alguna, pero, ¿cómo decirte… que mi mirada aún te busca entre la gente? Te busca y no te encuentra, ¿cómo explicarte que todos me recuerdan a ti, pero ninguno se te parece? Que mi corazón da un vuelco ante la posibilidad de volver a verte, quiera el destino regalarnos ese
capricho, para luego, desilusionado, desmoronarse con el más profundo de los suspiros.
¿Cómo decirte, que por más tiempo que pasase, y años sin verte o hablarte… sigo pensando, recordando y buscándote?
¿Cómo expresar mis esperanzas por volver a sentirte, tocarte, hallarme frente a ti nuevamente?, pero que la sola idea me aterroriza; ¿cómo poner en palabras algo tan profundo y que se siente tan dentro?; ¿cómo explicarte, que a pesar de todo este tiempo… aún te sueño?
Y aunque la vida me sonríe y soy feliz, a veces siento tu mirada clavada en mi espalda, el calor de tu cuerpo cercano al mío, mis dedos recorriendo tu pelo, tu olor, tu piel, tu cercanía, tu esencia, tu abrazo. Y a pesar del tiempo, aún sueño que buscas mi mano entre la multitud; que tus dedos, de tacto suave, se entrelazan entre los míos, cálidos y temerosos de mi reacción, ansiosos por un reencuentro, y no me hará falta mirarte para saber que eres tú.
Nuestras miradas se encuentran, y a pesar del gentío, del ruido, y del paso del tiempo, ya no hay lugar, ni para las dudas ni para el miedo. Sólo permanece el silencio. El silencio y nosotros dos, que 
guiados por el vertiginoso latido de nuestros corazones, hemos vuelto a convertirnos en protagonistas de nuestra propia historia. Y entonces, sujetas mis manos con fuerza, y sé que esta vez es para siempre.
Mi piel se ruboriza con tan sólo pensarte, con rememorar nuestros momentos compartidos, recuerdos que me roban una sonrisa, una lágrima, una añoranza, y hasta un enojo por aquellas cosas que no supimos arreglar, que no supiste demostrarme o que yo no supe pedirte, y sé en que en la mayoría de estos casos, te estoy idealizando, poniendo en un pedestal ficticio que seguramente te queda grande, pero aún así, me gusta sentirte, aunque sea en mis pensamientos, porque eso me hace recordar que aún estoy viva, que por haber amado intensamente, mi vida es ahora mucho más rica, que estas emociones me acompañarán el resto de mis días, y que de una forma u otra, tú has mejorado mi existencia.
Tal vez el destino ha sido más sabio, y nos ha colocado a cada uno en el lugar que nos corresponde, lejos el uno del otro, porque juntos no hubiéramos sido felices, porque la vida tenía aún mucho por enseñarnos. Tal vez haya que sufrir más de lo que estamos dispuestos para saber lo que es amar verdaderamente, pero si algo he aprendido es que amar y ser amado es la sensación más hermosa de nuestra existencia, incomparable a nada. Un sentimiento que hay que sentir en lo más hondo, al menos una vez en esta vida, y que la forma de amar más pura es amar en libertad, con una extraña combinación de máxima entrega y desapego, y saber dejar marchar cuando sea necesario, aunque ello nos destruya el alma.
Si hoy no estamos juntos, aunque nos extrañemos tal vez sea lo mejor. Quizás nos enamoramos pero no nos conveníamos. Quizás el destino no fue cruel, sino que sabio fue.
Amar, sufrir, entregar, liberar y dejar marchar… Contigo aprendí la forma de amar, la mejor lección jamás aprendida, y la más dolorosa también. Contigo aprendí a ser más fuerte, y más sabia, y a saber abrirme a otro amor que llegue a mí, aunque no sea el tuyo.
Me pregunto si allá donde estés, alguna vez te has sentido embriagado por una extraña sensación, que sin saber qué era, inexplicablemente te hizo sentirme más cerca… era yo, que desde lo más profundo de mi corazón, te enviaba el más cálido de los besos, como el que envío ahora.
El amor nos marca, deja huella en nuestras vidas. Puede pasar el tiempo y los recuerdos volver a aflorar… pero hemos de aprender a soltar lo que ya se fue.
Puede que suframos, puede que tengamos amores perdidos que recordamos una y otra vez, pero debemos aprender a dejar ir. El haber amado te hace una mujer más grande, mejor, más feliz y más completa. Más preparada para volver a amar.

Autor: Luna.

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