Wednesday, November 20, 2013

Una florecita





Para parar un poco y pensar…
porque cuando esta flor se seca ya es tarde…
no la descuides…

Había una joven muy rica que tenía de todo, un marido maravilloso, hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, una familia unida.
Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algún área.

Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido … Y así las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después. Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio le dio un regalo. Una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo.
Y le dijo: Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que imaginas! Tan sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores.
La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.

Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allá, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban allá, lindas, perfumadas. Entonces ella pasaba de largo.
Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió.

Ella llegó a casa y se llevó un susto, La flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas.
La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido.
Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor,porque no existe otra flor igual a esa, ella era única al igual que tus hijos, tu marido y tu familia.

Todo lo que tienes debes aprender a regarlo, podarlo y darle atención, cuidarlo, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren.
Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.
¡CUIDA LAS PERSONAS QUE AMAS!


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