Thursday, June 27, 2019

He envejecido



El tiempo pasó, mi cabello ahora es blanco, mi cuerpo está ya arrugado y cansado.
Los estragos del tiempo se reflejan en mi edad, porque ya no soy capaz de abrir la puerta con la llave, pues ya no tengo tantas fuerzas como cuando era joven.
Mis hijos han crecido, se han casado y han formado una familia.
Estoy en la recta final de mi vida, porque mi cuerpo se ha acumulado de toxinas, que me hacen perder fuerza. Este proceso se llama envejecimiento. Y cuando las toxinas se acumulen demasiado llegaré a mi muerte.
Mi juventud terminó, ahora le toca a nuevas generaciones vivirla.
Ya no puedo ni sostener mi mano levantada mucho tiempo, para comer e ir al baño necesito ayuda, porque ya no me puedo sostener por mí mismo.
Mis mejores tiempos pasaron ya, y en ésta etapa final de mi vida todos mis sueños también se irán bajo tierra.
Pero estoy satisfecho porque también tuve muchos logros, uno de mis hijos es ingeniero industrial, el segundo es doctor y la tercera y última es investigadora y trabaja en la Nasa.
Ellos ya tienen su vida hecha y son triunfadores, no sufrieron como yo, ni como su madre.
Ella y yo nos hemos quedado solos, como en el principio. Ella luce hermosa aún pese al paso del tiempo, y según ella, yo aún estoy guapo a pesar de mis años.
Ella cuando se jubiló invirtió su dinero en un negocio pequeño pero redituable, una dulcería, y yo sigo recibiendo mi pensión mensual bajo el mismo concepto.
Ella trabajó en el sector público y yo en el privado.
Pero seguimos siendo la misma pareja enamorada de hace varios años atrás. Y aunque no logramos realizar nuestros sueños, estamos satisfechos porque nuestros hijos sí lo lograron, todos son brillantes profesionistas.
Ahora aquí estoy en cama, enfermo y débil, escribiendo para recordar, bueno quien escribe no soy yo sino uno de mis nietos, a quien le estoy dictando todas éstas palabras.
Estoy muy cansado ya, y ya no puedo sostener el celular en la mano, ni un libro y mucho menos una tableta. Afuera llueve, y no puedo ni levantarme a contemplar la lluvia, porque mi edad avanzada ya no me permite levantarme de la cama sin la ayuda de nadie.
Mi día ha llegado a su ocaso, y la noche está llegando.
Estoy por concluir mi camino y entrar por las puertas de la eternidad.
A mi edad ya no me pregunten cuántos años tengo, sino cuántos me quedan.
Pequeño, ya no escribas más, gracias por ayudarme con ésta publicación, que quizá sea la última o una de las últimas. Ve a jugar con tus hermanos o haz tu tarea, y si necesito algo, te llamo.
Gracias hijo, yo la termino de publicar. Voy Voy a revisar tu ortografía y a editar algunas palabras que la máquina escribe automáticamente. Lo haré si aún tengo fuerzas.

Henry Carmona Mendoza.

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